jueves, 26 de diciembre de 2013

El Manifiesto de Marx








Empieza así, una de las aventuras de Carlos Marx mientras hacia El Capital

Mareado entre las ideas y los whiskeys del bar, y es así.
Pensaba en fórmulas para encontrar la felicidad del mundo demente
Que diferente que debería ser, todo, la vida, la gente, todas las mentes de la comunidad.

Él quería cambiar la humanidad -pero-
Él no podía dejar de mirar a la mesera del bar y entonces divagaba

Un par de miradas, copas de alcohol, sonrisas mojadas, boca sin voz
4 palabras, labios marrón, gestos que delatan la seducción,
Dulce carnada, esta es tu canción, no importa tu nombre, perdámonos hoy
Cuentos de dama, noches de acción, besos de cama y tus gritos de amor!

Juegos de placer con champagne es todo, todo en lo que pudo pensar con solo mirarte, en el cielo, en el cielo, del amor.
En el cielo!, (bis)
Sol.

Tu figurita es lo que escondes, bajo tu ropa hay miles de sabores
Son tus sonrisas, mis tentaciones, vuela conmigo a mi mundo sin botones
Veremos tortas de corazones, maripositas en mis pantalones
Bonitos campos de girasoles, haremos magia en el cuarto de la torre
Un arcoíris un horizonte, veo mi futuro bajo tu escote
Piensa en estrellas multicolores, bajo la luna gritaremos mis canciones
Niña bonita no me controles, déjame a solas con tus valores,
Siente la brisa, mira las flores, mientras me escurro dentro de tus interiores.

Toma mi mano, llévame a tu casa
¡Toma mi mano y salvemos a la raza!

martes, 10 de diciembre de 2013

Perlas de la Ley de Propiedad Intelectual (Derechos de Autor)

Si crees que la propiedad intelectual no es arbitraria y que no atenta contra la libertad, entonces deberías leer esto y quizás, al menos, dudarás. A continuación expondré algunas maravillas de la ley de propiedad intelectual en lo que respecta a los derechos de autor:

1. ¿Tengo que pagar a los autores por obras que ni siquiera usaré?

Sí, aunque parezca un sinsentido. Esto ha sido un tema muy controvertido recientemente en las redes sociales (ver: #noalcanon[1]), pues se ha dado a conocer que el Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual (IEPI) trabaja en un reglamento para la aplicación de la remuneración compensatoria por copia privada[2].

Resulta que el legislador asumió que todos los ciudadanos íbamos a copiar y pegar toda la música y todos libros de todos los autores en algún lado, entonces pensó que esto podría afectar a la economía de ellos, por lo que se le ocurrió la brillante idea de crear la figura de la remuneración compensatoria por copia privada. Esto funciona así: Si eres importador/distribuidor de equipos que tengan la capacidad de copiar música, películas o textos (computadora, celular, tablet, fotocopiadora, etc.) o de soportes en los que se pueda incorporar música o películas copiadas (cd, usb, casete, etc.), tienes la obligación de pagar un porcentaje de dichos productos a los autores[3].

Sobre esto existen dos inconvenientes, uno económico y otro jurídico:

a) La copia privada es la copia que realiza el dueño de un ejemplar original para fines domésticos, o sea personales (para usarla en la casa o en el carro), es decir que no se puede usar dicha copia para usos públicos (como en locales comerciales). Y, además, no debe tener fines lucrativos[4]. Si de esto se trata la copia privada, no entiendo cómo es que económicamente pierden los autores, porque de todos modos se les está comprando el ejemplar original y la copia que se realiza de éste sólo es usada por el dueño del ejemplar y sin lucrarse. Por este lado vemos que no hay justificado. El único que saldría perjudicado con dicho pago es el consumidor final que ya tiene suficientes impuestos que pagar como para pagar otro más.

b) Esta figura atenta contra el principio constitucional de presunción de inocencia[5], ya que se está cobrando anticipadamente por un uso (copiar) que ni siquiera se probará. La ley en vez de presumir que no copiaremos una obra sin autorización y sin pagar, presume todo lo contrario. De entrada nos tacha de culpables por si acaso copiemos. ¿Cómo es posible que nos quieran hacer pagar algo por si acaso? Si bien el IEPI no es culpable de la existencia de esta normativa, bien podría no tomarla en cuenta por ser inconstitucional[6]. Por ejemplo, en Paraguay ya fue declarado inconstitucional este asunto[7].

2. ¿Si compro un ejemplar original, puedo prestarlo o arrendarlo?

Lo lógico sería que sí, pero aquí eso es lo de menos. Digamos que compro el disco original de Juancho y luego de escucharlo hasta hartarme decido prestárselo a todos mis amigos del colegio. Pero no es tan fácil como parece, porque eso la ley no me lo permite si no tengo la autorización del autor. Lo mismo es si decido arrendarlo. El préstamo y arrendamiento público de una obra sin autorización de su autor está prohibido. Lo único que la ley me permite hacer sin autorización del autor es a revender el ejemplar y dentro del país que lo compré, nada más[8]. Por ende, cada vez que prestes el disco original de alguna banda sin su venia, recuerda que estás cometiendo una ilegalidad. Esto aplica para todas las obras artísticas, menos para las arquitectónicas (al menos).

3. ¿Si contrato a un arquitecto para que me construya una casa con un diseño único, puedo luego modificarla a mi antojo?

No, es en serio. ¿Creían que el municipio era la única gran traba para construir? Si las modificaciones que pretendes alteran estética o funcionalmente la obra, necesitas que el arquitecto te autorice, y si no quiere hacerlo, qué pena. Yo sé que parece una locura, pero c’est la vie[9]. Y si creen que estoy bromeando, les cuento que en España se tuvo que indemnizar al arquitecto del puente Zubuzuri por agregarle una pasarela sin su permiso[10].

4. ¿Si subasto el original de una obra plástica que compré, debo volver a pagarle al autor?

Oh, sí. No sólo al autor, sino a sus herederos si éste ya está muerto. Supongamos que cuando vivía mi tío abuelo Juan Villafuerte le compré uno de sus increíbles cuadros. Después él muere, pasan los años y, como el vino, este cuadro empieza a tener más valor, así que decido venderlo en pública subasta. Pero el dinero que gané de la reventa no es totalmente mío, sino que al menos el 5% es de su esposa, pese a que en el pasado ya pagué el precio total del cuadro acordado libremente[11].

5. ¿Habrá igualdad de condiciones en un litigio entre una entidad de gestión colectiva (EGC) y yo?

Antes de responder, una EGC es una persona jurídica que tiene como objetivo hacerse cargo de las autorizaciones y cobro del uso de las obras de un grupo de autores que le entregan este encargo. Ejemplo: SAYCE.

Regresando a la respuesta: No existe tal igualdad de condiciones. Supongamos que SAYCE demanda a la compañía Pirata S.A., de cual soy representante legal, porque dice que ha usado la música de 100 autores sin autorización y sin pagar. Lo que sigue es que Pirata S.A. se defienda. Entonces a mí me toca legitimar mi representación legal presentando el nombramiento respectivo otorgado por la junta de accionistas, sin embargo SAYCE la tiene fácil. La ley no exige que SAYCE presente las autorizaciones dadas por esos 100 autores, sino que se presumirá que los representa con el simple hecho de presentar sus estatutos (como si en ellos estuvieran las autorizaciones). ¿Cómo sé que SAYCE efectivamente representa a todos esos autores? ¿Por qué todos tenemos la obligación de legitimar nuestra representación y no las EGC? El tema es que si creo que SAYCE está interviniendo como ilegítimo representante de dichos autores, es a mí a quien le toca probar eso[12]. Esto hace pedazos el debido proceso, específicamente en lo que respecta a la igualdad de condiciones. Por este motivo en Perú declararon inconstitucional este tema[13]. Esta corte constitucional explicó que es una carga excesiva la que se le otorga al accionado para demostrar que la EGC no es legítima representante (“prueba diabólica”), cuando es ésta quien tiene mayor facilidad de probar su representación.

Éstas han sido algunas perlas que hay en la ley de propiedad intelectual. Muchas de éstas son copias de la legislación internacional, pero si vamos a copiar, copiemos lo bueno (como lo de Paraguay y Perú); y seamos originales derogando los absurdos, para también servir de ejemplo a los demás países. Sería ideal que el IEPI y los Tribunales tomen en cuenta, sobretodo, las inconstitucionalidades; lo demás es cuestión de los legisladores.

Espero haberlos amargado un poquito.



[1] Aquí la noticia: http://www.entornointeligente.com/articulo/1681312/ECUADOR-Cobro-a-equipos-digitales-se-debate-en-las-redes-07122013. Por cierto, Cecilia Calle (@ceciliacalle), cantante, exKiruba, la tiene clarísima.
[3] Art. 105 de la Ley de Propiedad Intelectual (LPI).
[4] Art. 108 LPI.
[5] Art. 76, 2 de la Constitución de la República del Ecuador (CRE).
[6] Art. 11, 3 CRE.
[8] Art. 23 LPI.
[9] Art. 36 LPI.
[11] Art. 38 LPI.
[12] Art. 34 del Reglamento de la LPI.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Cuando la izquierda me rompió el corazón



Por Juan M. Guzmán-Santoro

Me considero una persona humanamente sensible. Me gustan los conceptos abstractos y creo que el bienestar debe existir sobre todas las personas. La posibilidad -aunque reducida- de que el planeta aún pueda salvarse de nosotros mismos, se amplifica en las voces de los distintos profetas generacionistas, los idealistas y los poseedores del añadido cromosoma humano.

He llegado a entender que los grandes cambios se dan cuando las grandes deficiencias se reconocen. Reconocer nuestras deficiencias se dificulta ya que nos hemos auto-proclamado la especie superior del universo.

Es propio del ser humano tener este tipo de reflexiones, creo yo, y son estos mismos móviles los que han liderado nuestra compleja evolución como seres racionales -aún con generosas limitaciones-.

Es entonces cuando en aquel atardecer de la adolescencia, amanecer adultez, se conoce la verdad de la vida; notando que el resto de cosas y verdades, son solo cuestiones accesorias.

Ya  saben a dónde voy. Una vez cruzada esa puerta, nunca hay vuelta atrás.

Lastimosamente, al hablar de nuestro bienestar desde cualquier enfoque, sea social, existencial, económico o emocional, terminaremos hablando de política, garantizado. Y al adentrarnos en la plática política, derivaremos en un sinnúmero de cosas que distraen la atención del punto medular: El bienestar del mundo y los seres vivos que están bajo nuestro cuidado. 

He ahí una de las sustanciales diferencias conceptuales entre el “dogmatismo político” y lo que en verdad importa. ¿Cierto?

En fin, las personas que tienen o han tenido este tipo de pensamientos -que los comparto- somos los individuos propicios para, en cierto punto, doblarnos hacia la izquierda política. Ojo, esto también nos convierte en su mejor carnada.

La izquierda promueve un ideal maravilloso, justo, humano; equitativo desde cualquier óptica y revolucionario, para quienes percibimos las injusticias de nuestra realidad. Al poder emotivo de esta idea solo lo supera su crueldad práctica, lo cual ha dado lugar a la máxima “Un corazón de izquierda suele morir asesinado por sus propios políticos”.

Pero, ¿Qué pasa con la izquierda?

Es complejo cerrar el círculo argumentativo en respuesta a esta pregunta. Con el pasar del tiempo me di cuenta de varias cosas, sin embargo hoy centraré la atención en lo que he puedo catalogar como una macabra relación ontológica entre la pobreza, la educación y la economía.

“La izquierda busca combatir la pobreza”. ¿Qué tan cierto es esto?

La primera meta de todo sector político es adquirir el control de mando. Para que esto sea posible, la izquierda -en un primer momento- se dirigirá hacia aquellos sectores donde mayores injusticias sociales existan. A fin de cuentas, la promesa de la izquierda es romper las injusticias sociales, por lo cual se justifica su respaldo popular.

Una vez que se logra el control de mando, la izquierda se topa con su siguiente rival: la institucionalidad. Este mal, impide que se lleven a cabo las soluciones que la izquierda propone puesto a que las mismas se desvanecen en la cadena de mandos.

Por otro lado, la institucionalidad es necesaria para ejecutar coordinadamente las acciones  que se requieran para que la izquierda cumpla su promesa.

Frente a esta dicotomía, la solución es conceptualmente sencilla: la izquierda empezará a habitar todos los espacios institucionales y políticos posibles. Esto no será un problema ya que las personas que sufrimos injusticias sociales somos mayoría y respaldaremos, a toda costa, la iniciativa.

Finalmente, la maquina está completa, el ensamblaje político-estructural ha concluido: Se tiene el control de mando, se tienen las instituciones y espacios políticos.

¡La hora de cumplir las promesas ha llegado!

Es aquí donde la izquierda se rompe como lo ha hecho a lo largo de la historia, y la explicación que he encontrado es la siguiente:

Al igual que muchos matrimonios fracasan por la pérdida del amor entre los cónyuges, a causa de la aparición de un nuevo amor -amante bandido-; los políticos, durante el proceso de “ensamblaje político-estructural” fueron perdiendo el amor que sentían hacia sus ideales, gracias a la aparición de un nuevo amor: el poder.   

Al igual que el nuevo cónyuge suele tomar las riendas de la nueva relación; El poder es el nuevo motor de la robusta máquina construida en aquellos tiempos de amor entre políticos y sus ideales... buenos tiempos que quedaron atrás.

Con este nuevo motor detrás de todas las cosas, un sentimiento extraño empieza a interiorizarse. Al igual que la familia feliz cayó en abandono por la traición del padre o madre, el abandono popular se empieza a asimilar, lo cual se torna en una amenaza para la nueva máquina del poder.

Es entonces cuando las cosas se tornan evidentes: La nueva máquina del poder ha cobrado vida y necesita subsistir.

Para subsistir, la máquina necesita mantener el control. Para ello, necesita ganar elecciones. Para ganar elecciones, la maquina necesita que existan injusticias sociales -en la mayoría de la población- para poder prometer su eliminación. Prometer la eliminación de las injusticias sociales, requerirá que las promesas sean creídas por la mayoría de la población y es por ello que la máquina, además, necesita que sobre su pueblo impere la ignorancia. Es más fácil ganar elecciones con un pueblo emocionalmente excitable, que racionalmente desafiante.

Si se conjuga este análisis con la figura del voto obligatorio, se verá que para la máquina es más rentable lidiar con los votos de una población pobre, puesto que los estándares económicos de las personas pobres son menores que los de las personas pudientes.

Esto explicaría por qué en épocas de campaña, tantas personas acuden a eventos políticos relacionados con candidatos en los que ni creen, muchas veces. Cuando existe necesidad, se busca la forma de generar ingresos para la familia.

Eso tiene un doble impacto, primero, se consiguen los votos anhelados, y segundo, se logra generar el espejismo del “estado proveedor de empleo”.

En adición, la máquina cuenta con todos los recursos del estado para sí. Recordemos que también domina todos los espacios institucionales y políticos, lo cual le permite controlar los organismos de control que, por concepto, deberían controlar el manejo de los recursos estatales.

Además de las fallas que han existido en el campo práctico -pabellón donde se exterminan los corazones de izquierda-, la doctrina que soporta la filosofía política de izquierda también ha sido refutada desde muchos ángulos, especialmente con la falacia de petición de principios del materialismo histórico y la vasta explicación de la tragedia de los comunes. 


Finalmente y consolidando lo dicho, he mencionado ciertos aspectos negativos de la política actual, enfocando mi análisis en la izquierda, por ser este el corte político con el que me identifiqué gustosamente durante mucho tiempo. 

Tanto en la izquierda, como en la derecha o el centro, donde las personas sientan más identificadas, creo que existirán siempre las aberraciones que nos llevan a cuestionar la esencia y justificación de la política per se. 

A mi criterio, todas las aberraciones encuentran su fundamento en las subjetividades. Como dije al inicio, me gustan los conceptos abstractos, sin embargo me gustaría más vivir en un mundo de bienestar. Criterios incompatibles probablemente, pero a fin de cuentas, esta es una historia de romance y nosotros, tan solo somos otra generación.